por Julia Laurent
El film de José Luis García se hace testigo y guía animada de la travesía por un recorrido al pasado que trae consigo siempre conocimiento.
Dispuesto a recorrer lo que alguna vez otros registraron, indaga en los múltiples puntos de vista y creencias que fija la historia.
Desandar el camino de la guerra del Paraguay, en el caso de Cándido López - Los campos de batalla y la caída del comunismo consumada por el derrumbe del muro de Berlín en Corea, demuestran la fascinación del director por transitar la trama de aquellos relatos instituidos y sacudirlos hasta volverlos presente.
En un viaje casi casual a Corea del Norte en julio de 1989, José Luis García registra sin demasiada conciencia un encuentro de delegaciones socialistas en todo el mundo que discuten y luchan contra el imperialismo y todas sus formas de dominación.
En una época tumultuosa de extrema tensión entre Corea del sur y del norte y su cruenta disputa entre el modelo socialista y capitalista, descubre una militante pacifista Im Su-kyong que proclama la unión y la paz entre las dos Coreas, revolucionando toda la opinión publica de aquel entonces.
Veinte años después de haber registrado ese período fascinante con su cámara Super VHS, García decide volver tras los pasos de esa mujer enigmática.
Este film no solamente desanda y merodea una y otra vez las voces y testigos de aquel entonces, sino que explicita la búsqueda inquietante del director con su propio pasado, lleno de hallazgos e infortunios que se mezcla y condensa con la historia de todos.
En su regreso a Corea tomará contacto con Im Su-kyong y las cosas no serán nada fáciles, no solo porque la tensión y división entre ambas coreas continúa, sino por reencontrarse con su objeto de fascinación veinte años más tarde, ahora aturdida por un pasado difícil que le costó su creencia y el abandono del fragor de la utopía.
Los conflictos, diferencias y falta de entendimiento entre Corea del sur y Norcorea parecieran expresarse en la tensa relación que se establece entre el director y su protagonista quien esquiva y descree acerca de los fines del documental, por momentos no habiendo diálogo posible entre ambos. Situación que revela una reflexión acerca de la relación entre el objeto de estudio y/o fascinación y el documentalista, que lejos de ser pasiva se convierte muchas veces en un campo de batalla por la construcción de sentido.
La falta de entendimiento entre la chica del sur y José Luis García se desanda también durante la travesía hasta que ambos encuentran un lenguaje común y un espacio de confianza que permite, no sin forcejeos, la continuidad del viaje con una decidida prioridad por recuperar las voces ocultas y empañadas del pasado.
La reconstrucción histórica es considerada muchas veces uno de los roles fundamentales del cine documental produciéndose films tan correctos y pretendidamente objetivos que pierden toda su capacidad de ebullición en el presente. No es el caso de La chica del sur, que en su recuperación del pasado no oculta las contradicciones y dificultades a la hora de filmar un hecho histórico a través de un punto de vista que se evidencia subjetivo y errante.
Otra característica más que interesante del estilo de García es la presencia de aliados, los compañeros de ruta que se van incorporando en el camino. Compañías fundamentales a la hora de repensarse.
Otra vez José Luis García recupera con sabiduría al cine como dispositivo capaz de navegar en el tiempo y el espacio.
Ficha Artística / Técnica:
Título original: La chica del sur
Año: 2012
Origen: Argentina
Director: José Luis García
Intérpretes: Lim Sukyung, Alejandro Kim
Guión: José Luis García, Jorge Goldenberg
Fotografía: José Luis García
Edición: Alejandra Almirón, Alejandro Penovi, José Luis García
Género: documental
Duración: 94'
Estreno: en Buenos Aires, 7 de febrero de 2013
Mención especial del jurado y ganadora del voto del público en el Bafici 2012.
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