Días Perfectos por Denise Pieniazek

Ya se encuentra en cartel la película, Días Perfectos Nominada a Mejor Película Internacional en los próximos Premios Oscar y ganadora de dos premios en el Festival de Cine de Cannes.

Por Denise Pieniazek

Días Perfectos (Perfect Days, 2023) es la nueva película del reconocido director Wim Wenders (París, Texas, La sal de la tierra, Pina, Las alas del deseo, Until the end of the world, Buena Vista Social Club, Lumière y Compañía). El largometraje narra los días de Hirayama (Koji Yakusho), un hombre de mediana edad, sencillo, que trabaja limpiando los baños públicos en la ciudad de Tokio, Japón. La condensación de acciones, presenta al protagonista como un hombre solitario, metódico y callado. Hirayama, es un hombre de pocas palabras, se expresa verbalmente sólo cuando lo considera necesario, y en este sentido la actuación de Yakusho es sobresaliente.

A diferencia de su compañero de trabajo, aunque la tarea de limpiar baños parezca sencilla y ordinaria, él da lo mejor de sí cada día, evidenciando cuánto mejor sería el mundo si todos tuviésemos su compromiso y actitud humilde. Podría pensarse que uno de los personajes del relato, son los distintos baños de Tokio que se muestran. Mediante su moderna arquitectura y tecnología los toilets componen distintos escenarios, son tan variados como las personalidades de los personajes que presenta el filme.

Es notorio el dominio de Wenders del lenguaje cinematográfico, consciente de que el espectador de cine funciona por acumulación. Por ende, la narración comienza mostrando cada uno de los detalles rutinarios de la vida austera del protagonista. Según avanza la acción, esos hábitos y obsesiones comienzan a darse por sentado, pasando a profundizar cada vez más en la psicología de Hirayama. Conocemos muy poco de su pasado, cuya información se irá dosificando lentamente y dejará algunos interrogantes.

Todo el relato está atravesado por el punto de vista del protagonista, es decir que mediante recursos como la ocularización y la cámara subjetiva, accedemos a la subjetividad del mismo. Hirayama gusta de observar los árboles, cómo estos se mueven con el viento y los juegos lumínicos que entre sus follajes se producen. En ocasiones decide capturarlos con una cámara de fotos analógica. Asimismo, al dormir el protagonista, Wenders nos hace participe de sus sueños, los cuales son representados en blanco y negro, con yuxtaposiciones del follaje y otros elementos del resto diurno vinculado a sus emociones y afectos. Esta construcción visual que atraviesa toda la película, es un fenómeno conocido con el nombre japonés de Komorebi: “luz del sol que se filtra a través de los árboles”.

En adición, Hirayama también disfruta de otras cosas simples pero necesarias, como su música en casetes mientras viaja en su auto y de sus lecturas nocturnas. No es casual que los libros que lee sean “Las palmeras salvajes” de William Faulkner, “Árbol” de Aya Kōda y “Siete cuentos cortos” de Patricia Highsmith. En primer lugar, ambos relatos de “Las palmeras salvajes”, se tratan sobre huir, y parece que en cierto modo Hirayama huye de su pasado. Y tanto este título como “Árbol” aluden literalmente al interés del protagonista por las plantas.

De igual modo, los casetes tienen un significado muy especial, porque Wenders ha mencionado que decidió contar esta historia como si fuese un mixtape, una mezcla de canciones de distintos casetes, lo que es distinto a las playlist actuales. Hay un montaje, en palabras de su creador el concepto de mixtape cuenta una historia, tiene un principio y un final, y un orden específico. Componen el soundtrack de la película canciones como “The House of the Rising Sun” (The Animals), “Pale Blue Eyes” (Lou Reed/The Velvet Underground), “Redondo Beach” (Patti Smith), “Sittin´On the Dock of the Bay” (Otis Redding), “Brown Eyed Girl” (Van Morrison), “Sunny Afternoon” (The Kinks), “Walkin' Thru The) Sleepy City” (The Rolling Stones), “Perfect Day” (Lou Reed) y “Feeling Good” (Nina Simone).

La historia se torna aún más interesante, cuando aparece la sobrina adolescente de Hirayama, Niko. Puesto que su rutina se ve algo alterada, en el buen sentido y ahora es compartida con ella. A partir de este encuentro inesperado y de otros que este suscita, se revela de a poco más de su pasado Desconocemos su pasado, solo sabremos que su vida austera ha sido una elección. Una escena muy interesante es cuando tío y sobrina se encuentran sentados en el banco de una plaza, observando el follaje y el cielo. Ahí vemos a dos generaciones distintas con un mismo interés, pero con distintos puntos de vista y distintas tecnologías de registro, Hirayama con una cámara analógica y Niko con la cámara del teléfono celular. Y esto es central en la película, todo depende del punto de vista de cómo se miren las cosas, de cada mirada. Tal como le dice el protagonista a su sobrina: “El mundo está hecho de muchos mundos, algunos están conectados y otros no”.

En conclusión, la riqueza de Días Perfectos consiste en su retrato costumbrista en donde el protagonista ve cada día con el entusiasmo de un nuevo día. Él vive cada día en su unicidad, consciente de que cada uno de ellos es irrepetible. Ese asombro que Hirayama al observar cada planta, las copas de los árboles, ese respeto por la naturaleza con una mezcla entre alegría y melancolía, en definitiva, es este híbrido agridulce del que está compuesta la vida misma. Y aquí es necesario volver sobre el término Komorebi, que puede vincularse a la noción de lo sublime según Kant, esa belleza e inmensidad de la naturaleza que en este caso produce sombras danzantes del follaje. Esas mismas danzas performáticas que realiza el linyera en la plaza. Esa es la mirada refrescante de lo cotidiano que nos ofrecen Hirayama y Wenders.

Ficha Técnica:

Título original:

Año: 2023.

País: Japón/Alemania.

Dirección: Wim Wenders.

Guión: Wim Wenders y Takuma Takasaki.

Elenco: Koji Yakusho, Tokio Emoto, Arisa Nakano, Yumi Aso, Inuko Inuyama, Min Tanaka.

Dirección de Fotografía: Franz Lustig .

Dirección de Arte: Towako Kuwajima .

Edición: Toni Froschhammer .

Música: Milena Fessmann .

Producción: Wim Wenders, Koji Yanai y Takuma Takasaki .