Yo nena, yo Princesa

 


Mañana se estrena en los cines el film de Federico Palazzo, con un elenco de excepción, asedia no sólo la historia de Manuel/Luana, sino que pone de manifiesto discursos heteronormativos, patriarcales y por sobre todo opresores del verdadero ser.

Por Teresa Gatto

"La subjetividad nómade se refiere al devenir... Necesitamos una identidad (sexual, racional, social) pero no una identidad fijada, válida para todos los tiempos. Necesitamos puntos parciales de anclaje... que actúen como puntos de referencia simbólicos. Quiero una cultura del júbilo y quiero la afirmación jubilosa de la positividad en lugar del peso de los dogmatismos y moralismos”

Rosi Braidotti- Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade[i]

Hace unas semanas se escuchaban estertores de ese microfascismo que se manifiesta en nuestra sociedad y en la sociedad global.

Mucha agua ha corrido ya desde que Judith Butler[ii] publicara El género en disputa, pero que febrilmente las diversas Academias estudien, investiguen y concluyan, no significa que la sociedad acompañe, ni que una familia completa lo haga cuando se encuentra frente a eso incomprensible de tener un hije distinte. Aquí la pregunta que se impone es ¿distinto de qué, quién, anormal? No podemos pretender que todes sepan de Género, pero si podríamos anhelar que algún día se termine esa mirada cuestionadora que examina con desdén al “Otre” de clase, credo, género e ideología.

El film de Federico Palazzo toma la delantera en lo que denomina “transexualidad infantil” y lo hace con rigor toda vez que su in crescendo dramático llega a un climax conmovedor pero no por el modelo melodrama (aunque lo es) sino porque recorre con un vértigo, que es el de los sucesos, la historia de coraje, despedidas, incomprensión, microfascimos y negación dominado por el discurso patriarcal.

Gabriela en una espledida composición de Eleonora Wexler, descubre tempranamente que sus gemelos “varones”, son distintos y que Manuel es el que presenta diversos síntomas que no tienen correlato con patologías médicas sino con algo más. Su esposo, Juan Palomino, que se desempeña maravillosamente como ese pater familias, discurre al principio como cualquier sujeto que en la argentina de todos los tiempos, es cuentapropistas que trabajan en día entero y quieren llegar a casa cenar y que todo sea, clasemedia baja, y un pensamiento homologado por el discurso y acciones que el patriarcado asume como “normal”.

Normal ¿Con que parámetros? Normal ¿Con respecto a qué noción cotidiana y nada avezada en ciertos temas?

La primera decisión después de trajinar consultorios será ver a una psicóloga que habla de “correctivos”, imagine lo que quiera, porque la profesional encarnada por María Onetto (perfecta como de costumbre), esgrime que todas las disociaciones, conductas delictivas, adicciones y demás “calamidades” vienen de casa. Y que para curar “enfermedades” hay que ser firme y aplicar esos correctivos concluyentes que “enderezan” conductas, a toda vista, patológicas.Todavía hay quienes creen que la homosexualidad es una enfermedad. 

En el devenir del film una angustia  profunda se apoderó de quien escribe y no porque no quisiera ser la madre de une niñe que se autodefine, determina y para frente al mundo, con una inteligencia brillante frente a la obcecación de denominarlo Nene, Varón y la más fuerte dicha por su padre “Macho”. O “No quiero un hijo maricón”. Sino por las miradas de amor de su abuela en un excelente trabajo (como siempre) de Lidia Catalano que con unos ojos inolvidables traspasa la pantalla. Como ocurre, además  siempre con Valentina Bassi, como la tía Silvia que puede abrir el campo visual con un enternecedor vínculo con su sobrine, al igual que su hermano, en un espléndido trabajo de Mariano BertoliniAmor es la única mirada.

El camino será empinado y repleto de obstáculos hasta dar con una psicóloga cuya interpretación es fantástica y una ventana a la libertad: Paola Barrientos.  

Los planos cortos en los que los ojos de Wexler develan el misterio después del sufrimiento, la ternura de Irene Almus y el plano de las 4 mujeres; abuela, tías y madre cociendo en la terraza hasta llegar al punto de dar las puntadas al mismo tiempo como en una puesta en abismo de la sincronización que las guía en el bienestar del niñe, son sólo una muestra de las tomas que enfocan las miradas. ¿O acaso no se trata de mirar y ver lo que es y no lo que nosotres, los otres hacemos con ella. Reitero: Amor es la única Mirada. Y ese sentimiento debería ser puro. Dejar prejuicios, normativas, discursos heteropatriarcales , religiosos, porque el Género es una cuestión política, por eso a nuestros estudios los denominamos Políticas de Género.

Se destacan además Héctor Bidonde, la mirada de comprensión empática de Claudio Da Passano y obviamente de los niñes: Lulú - Elias E. - Azul Aime - Fer Pelle - Zami Huaihua Arismendi.

La contracara de los procederes a cargo de Paula Morales, la directora del Jardín Privado que niega la matrícula del año siguiente, encuentra en una Ana Celentano impecable, incluyendo en la Escuela Pública a les gemeles como debe ser. Del mismo modo, Fabián Vena encarna una cara de la Justicia y Mauricio Dayub es la mano reparadora.

Los realizadores, con un timing perfecto, escogieron un elenco que para quiénes vemos teatro o cine argentino, no podría ser más logrado. Verlos es identificarlos con los DDHH y las luchas por la equidad en todos los sentidos posibles. Todos, hasta en el papel más breve provocan empatía.

Tanto el guión como la dirección son dispositivos  interpeladores de un tema que la sociedad toda debería indagar para dejar de juzgar.

Luana es el primer caso en el mundo en obtener un DNI con el nombre que decidió para ella. No hubo necesidad de judicializarlo, porque desde los dos años había enunciado: Yo nena, yo princesa. Toda la Biblioteca del Mundo Académico y el amor de los suyos  le permitieron ser lo que autopercibía ser.

 

 

Ficha Artístico/Técnica

Director: Federico Palazzo

Basado en el libro "Yo nena, yo princesa: Luana la niña que eligió su propio nombre" de Gabriela Mansilla

Guion Cinematográfico: Federico Palazzo - José Paquez

Protagonizada por:

Eleonora Wexler - Juan Palomino

y la presentación de les niñes:

Isabella G. C. y Valentino Vena.

Valentina Bassi - Lidia Catalano - Mariano Bertolini

Paola Barrientos.

Las actuaciones especiales por orden alfabético de:

Irene Almus - Héctor Bidonde - Ana Celentano - Laura Cymer - Claudio Da Passano - Mauricio Dayub - Marina Glezer - Ernesto Larresse - Paula Morales - María Onetto - Alejo Ortiz - Esteban Prol - Fabián Vena

 La participación de:

Florencia Pereiro - Gisela Busaniche - Alexa Pettone - Silvana Seewald

Aime Lezcano - Constanza Nacarato - Miriam Martino

Y la actuación de les Niñes:

Lulú - Elias E. - Azul Aime - Fer Pelle - Zami Huaihua Arismendi

GRUPO OCTUBRE – ARCO LIBRE – TRONERA PRODUCCIONES –

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA MATANZA

Productores Asociados: Aleph Media - H.S.V.G. - Claudio Corbelli - Rimas - Vaso Enterteinment - 1010 Mente Colectiva

Producción General: Víctor Santa María - José Paquez - Fernando Sokolowicz - Lorena Turriaga - Uriel Sokolowicz

Producción Ejecutiva: José Paquez - Gabriela Acevedo Gidkov - Uriel Sokolowicz

Jefes de Producción: Marcela Coria - Pedro Dapello

Música Original: Martín Bianchedi

Dirección de Sonido: Ileana Gigena - Joaquín Rosson

Asistencia de Dirección: Nicolás Purdía

Vestuario: Cecilia Coronado

Maquillaje: Lucía Victoria Palma

Peinado: Lucas Perrone

Dirección de Arte: Mariano Smaldini

Dirección de Fotografía: Milagros Chaín

Montaje: Jonathan Smeke (E.D.A)

Comunicación, prensa y redes sociales: Mutuverría PR

 

 

 

 

 


[i]  Braidotti, R., Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade. Edición a cargo de Amalia Fischer Pfeiffer. Ed. Gedisa, Barcelona-España, 2004.

[ii] Butler, Judith, El Género en disputa, Feminismo y la subversión de la Identidad, Paidós, Bs. As., 1990

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