Un soplo de encierro

 

Matías Luchessi acierta sin dudas al construir su segundo film como una especie de road movie acuática. "El Pampero", protagonizada por Julio Chávez y Pilar Gamboa, apuesta más a las revelaciones que se van desplegando en los silencios que al diálogo convencional.

Por Silvana Pena

Parece ser que el director Matías Lucchesi no teme demostrar cuánto tiene para ofrecernos. Con su ópera prima, la multipremiada Ciencias Naturales, supo adentrarnos en un loable drama familiar centrado en la búsqueda de un padre ausente, y hoy vuelve a la pantalla grande junto a Julio ChávezPilar Gamboa y César Troncoso para presentar un thriller con un ritmo tan  particular como El Pampero, en el que la figura paterna –en varias de sus formas- vuelve a ser nuclear y relevante, y se ve reflejada en la búsqueda interna que atraviesan los personajes.

Fernando (Julio Chávez) no soporta más los dolores físicos que padece a diario debido a su enfermedad terminal. Es justamente ese sufrimiento el que lo impulsa a tomar ciertas decisiones: elige cambiar tierra por agua y se embarca en su antiguo velero, intentando de alguna forma encontrar algún nuevo horizonte en donde anclar.

Carla (Pilar Gamboa), frente a un desafortunado episodio que la tiene como protagonista, elige como refugio y escondite el velero de Fernando, y es ahí donde sus vidas comienzan un viraje determinante, en ese preciso instante en que se encuentren frente a frente.

Para completar el trío protagónico, aparece el personaje de  Marcos (César Troncoso), quien procurará obstaculizar la convivencia de ambos, ocupando de alguna forma ese lugar tan inestable como vértice de ese triángulo que forman los personajes.

Luchessi acierta sin dudas al construir su segundo film como una especie de road movie acuática. Apuesta más a las revelaciones que se van desplegando en los silencios que al diálogo convencional. Es por esta elección casi minimalista que logra con enorme precisión que el enigma se respire, y a medida que la cinta avanza, gana fuerza en la combinación de las miradas y de los movimientos gestuales de sus protagonistas.

Dentro de ese encierro –que no es más que la puesta en escena de la prisión interior y las encrucijadas que viven cada uno de ellos- la cámara sabe que plano debe convidar, y se desplaza cómodamente aún en un espacio reducido. La excelente fotografía de Guillermo Nieto nos concede el resto y hasta logra unos planos del Delta que son bellísimas postales, como una bocanada de aire fresco ante tanta desolación. La musicalización no es el fuerte de este film, pero los sonidos de la naturaleza que ofrecen los escenarios reales de el Tigre hacen lo suyo dejando que la banda de sonido pase desapercibida.

Tanto desde la dirección como desde el guión, Luchessi subraya no solamente la estructura de duelo actoral entre los magníficos Chávez Gamboa con interpretaciones llenas de matices, sino que la historia en sí misma propone una constante rivalidad entre la vida y la muerte, lo interno y lo externo, la búsqueda y el encuentro, el caos y la ley, la tierra y el agua.  

Como esas lluvias purificadoras, llegará “el Pampero” y cuando asome, azotará sin clemencia y recompondrá las almas, proponiendo un nuevo orden que quizás permita a estos personajes empezar a escribir una nueva historia, donde esa pugna principal que era simplemente el miedo a existir, con estos aires nuevos, lentamente se desvanezca.

 

 

El Pampero
Argentina, 2017

Sinopsis: Un hombre, acorralado por una enfermedad terminal, decide alejarse de todo y encara un viaje en su antiguo velero, repleto de provisiones, para refugiarse en medio de la naturaleza. Una chica que huye de un crimen que dice no haber cometido lo hará cambiar el rumbo. Ayudarla a escapar de las garras de un guarda costas necesitado de compañía será su última oportunidad para sentirse vivo por última vez.

 

Ficha artístico/técnica:                                                         

Dirección: Matías Lucchesi
Guión: Gonzalo Salaya, Matías Lucchesi.
Reparto: Pilar Gamboa, Julio Chávez, César Troncoso.
Fotografía: Guillermo Nieto.
Música: Sebastián Escofet.
Montaje: Delfina Castagnino
Producción: Juan Pablo Miller

Duración: 77 minutos

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