Por Silvana Pena
Tomás tiene 17 años. Su novia, Valentina, le comunica que está embarazada y juntos evalúan la posibilidad de no tener ese bebé. Casi al borde de la decisión de abortarlo, escuchan los latidos del corazón de esa nueva vida y a pesar de no tener ninguna de las variables a su favor –entre ellas un complicado vínculo con su madre, con quien no tienen la confianza suficiente para contarle lo que le está pasando-, deciden seguir adelante con la gestación.
Ante este nuevo desafío, Tomás se dispone a comprender su pasado, a construir su propia identidad, a armar ese rompecabezas que significa el vínculo con su padre y toma la decisión de ir en busca de él a pesar de saber que encontrará en Camilo a un desconocido, dado que jamás han tenido trato alguno.
Arturo Castro Godoy utiliza en la narración una inquieta cámara en mano que captura la insondable de los humedales de Santa Fe y Rincón. A paso lento pero firme nos va introduciendo poco a poco en los sentimientos y sensaciones de Tomás y se toma los espacios suficientes para que lo podamos ir acompañando en ese proceso complejo de reconstruir una historia fundamentalmente de cara al mañana. Un pasado que necesita de esclarecimiento, un presente que urge resolución y un futuro que tomará el rumbo que los tiempos anteriores sepan o puedan facilitarle.
El elenco se desempeña loablemente, ofreciéndole al espectador lo mejor de sí. No es ninguna sorpresa que Alberto Ajaka vuela a brillar en esas miradas profundas encarnando un ser casi ermitaño, de pocas palabras y gestos endurecidos, pero sí sorprenden gratamente los adolescentes protagonistas de la historia, sobre todo Tomás Del Porto quien tiene en su protagónico un peso trascendente en la historia.
El guión se sostiene sobre un cimiento férreo y va dando claves a medida que se desarrolla la historia, dejando que el espectador arme este rompecabezas casi al mismo tiempo que lo va armando Tomás. Las imágenes, potentes y de una fotografía muy bella, se transforman en sensaciones que saben unir tiempos, dando paso a la búsqueda y respetando los acallamientos.
La incapacidad de reflejar oralmente los sentimientos. Lo que se expresa con miradas. Lo que se exterioriza mediante los movimientos corporales. El silencio, que dice más que muchas palabras, es una de esas películas "para decidir, para continuar, para recalcar y considerar".
Cine argentino, cine que necesita de vos, cine que merece ser visto.
El silencio
Argentina/2016
Guión y dirección: Arturo Castro Godoy.
Elenco: Tomás Del Porto, Alberto Ajaka, Violeta Vignatti, Malena Sánchez y Vera Fogwill.
Fotografía: Claudio Perin
Música: Lisandro Francucci
Edición: Lucio Azcurrain
Dirección de arte: Victoria Saez
Sonido: Rufino Basavilbaso
Duración: 105 minutos.
Apta para mayores de 13 años.
Estreno: 09/03/2017
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