Por Teresa Gatto
Los procesos de duelos son un misterio que puede dispararse, evadirse, transitarse y /o desviarse según cada subjetividad pueda transitarlos. O sol nos meus olhos narra la historia de un hombre que llega a su hogar después de un día de trabajo y halla a su joven esposa muerta.
No hay palabras, no las tiene, su modo de quebrarse es el silencio y el escape. Por ello, se la lleva consigo. Ambos son como un espejo retrovertido del otro. Ella, lo sabremos luego, dada las experiencias, la música, los viajes. Él, sedentario a punto tal de no haber salido jamás de su Brasilia natal. Pero este momento sin retorno en su vida lo lleva a la huída o tal vez al re encuentro.
En una suerte de cámara tan lenta que avanza fotograma por fotograma, ese dolor profundo se muestra en un paroxismo de las acciones que no puede detener pero que no tienen un objetivo claro.
Porque este hombre que tal vez no alcance los 40 años toma su auto y comienza un derrotero por nuevos lugares, por nuevas experiencias. Primero los suburbios, luego cruzar el río en un transbordador, luego el campo. Hay un hallazgo en el film que nos muestra con sus ojos todo aquello que es nuevo. Desde un almuerzo en una lunchonette típica de las rutas brasileñas hasta dormir en un hotel. Porque dormir sin ella puede ser devastador, por eso él no se comporta como esperamos. Así, el recorrido por un paisaje exuberante está matizado por las visitas fantasmales de ella, que lo hacen recordar aquellas palabras o abrazos que lo asaltan, entonces se arrulla a sí mismo mientras conduce y los diversos planos van tomando las distintas velocidades por las que transita la ruta. Un on the road que no busca una epifanía sino una sanación, un consuelo, si existe esa posibilidad.
Desde Brasilia hasta las Sierras Fluminenes, sus encuentros fortuitos con parroquianos del lugar le abren una posibilidad más, la de hablar con otros que no sean ella cuando lo asalta en la noche frente a una fogata o lo abraza cuando necesita imperiosamente domir.
¿Por cuánto tiempo podrá viajar con ella, la que lleva consigo y la que lo visita? El dolor no cesa pero tal vez, sólo tal vez, comprenda que no hace falta llevarla materialmente con él porque ella mora dentro suyo y lo hará por siempre porque la muerte no mata al amor, sólo seca una porción de nuestro corazón, pero el resto debe seguir latiendo aún a despecho de nuestra voluntad. Un duelo narrado con el formato de una road movie, porque un duelo es un camino y en su devenir, conocemos dentro y fuera aquello que no sabíamos que podíamos sentir.
Sinopsis
Un hombre llega a su casa, después de un día de trabajo, y encuentra a su esposa muerta. Sin decir una palabra, pero quebrado por dentro, pone el cuerpo en una valija, lo carga en el asiento trasero del auto y sale a la ruta, rumbo al mar; justo él, que nunca en su vida había salido de la ciudad donde nació, Brasilia. Ella, que era tan distinta –viajera, siempre en busca de nuevas experiencias–, sobrevivirá en el recuerdo del hombre mientras dure el recorrido desde el interior brasileño hasta las sierras fluminenses. Impulsada por el silencioso colapso emocional de su protagonista, la sensible road movie de Dias y Mallon avanza a través de paisajes subyugantes y encuentros espontáneos con personajes que, quizá, puedan ayudar al hombre en su objetivo de reconstrucción personal, o al menos mantenerlo lejos del dolor.
Ficha Técnica
Dirección: Flora Dias y Juruna Mallon
Guión: Cecília Bizzotto, Flora Dias, Juruna Mallon, Lucas Barbi, Romulo Braga, Vitor Graize
Intépretes: Romulo Braga, Cecília Bizzotto
Fotografía: Lucas Barbi
Edición: Juliana Rojas
Sonido: Fábio Baldo
Música: Juruna Mallon
Producción: Flora Dias, Lucas Barbi
Compañía Productora: Azucrina
Directoras:
Flora Dias estudió cine en la Universidad Federal Fluminense. Dirigió los cortos Praia de Botafogo y Le Portrait. Juruna Mallon se graduó en cine en la Universidad Estácio de Sá. Dirigió, junto a Lucas Barbi, el corto C’est Beau un Elephant.
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