Por Carlos Folias
Guerra Civil, es un título ambiguo, ya que lo que llamamos guerra, como son las masacres de Sabra y Shatila, donde fueron asesinados en un campo de refugiados cientos de palestinos durante la guerra del Libano, aquí sólo se ve por televisión.
La otra guerra, sorda es la que libran durante un verano (1982) en unas vacaciones aparentemente placenteras, Rui (Francisco Belard), un adolescente que se resiste a abrir su mundo y crecer y su madre Helena (Catarina Wall) quien también se resiste a la llegada de la vejez. Así, ambos esperan al padre, el joven porque le traerá una nueva púa para su tocadiscos y la madre para poder poner fin a una aventura amorosa que la tiene con los nervios a flor de piel.
Uno, el adolescente, encerrado en su mundo de música con una rata blanca por único interlocutor y la otra encerrada en una juventud que sabe se le escurrirá pronto de las manos.
De este modo el sol de la playa portuguesa, su naturaleza viva y el clima del verano son el marco para una guerra entre civiles, la madre y el hijo que como una mascota encerrada, giran en círculos viciosos sin lograr salir de sus dilemas.
La construcción de la dificultad de los vínculos está dada por el silencio inicial donde Caldas parece retomar una etapa primigenia del cine, y luego en la música ya que es ésta el único nexo que conectará a Rui con Joana (Maria Leite), una joven extrovertida que es el espejo retrovertido del adolescente casi autista.
El padre, se desdibuja ex profeso ya que es un padre ausente, por eso su llegada, muestra como debajo de un toldo playero y a la distancia, un grupo de seres puede ser una familia aunque de cerca sean un cúmulo de desconexiones en los que el amor, al menos entre el padre y la madre ha muerto hace tiempo. Por ello, Helena tiene amante, para revalidar el deseo que puede despertar en otros.
La música de Joy Division, Orange Juice y Dexys Midnight Runners evoluciona desde el post punk al pop del modo en que el adolescente debería evolucionar en esos días de 1982 y acompaña a la guerra que se libra entre los afectos, además se conectar a Rui y Joana.
La fotografía es lograda como los paisajes que retrata y que confrontan con los estados de ánimo de los protagonistas. El montaje obtiene su logro al contar la historia desde la perspectiva de Rui primero y de Helena después.
Ficha Artística / Técnica:
Título original: Guerra Civil
Título en Inglés: CIvil War
Año: 2010
Origen: Portugal
Director: Pedro Caldas
Actores: Francisco Belard, Maria Leite, Catarina Wall, Nuno Romano, Pedro M. Ruivo
Guión: Pedro Caldas, João Gusmão
Música: Fotografía: Leonardo Simões
Montaje: Nelly Quettier
Producción: João Figueiras
Género: Drama
Formato: 35 mm.
Duración: 94 min.
Repite función en BAFICI:
10 de abril 17.45 en Hoyts Abasto: Corrientes 3247
17 de abril 16.45 en Cosmos: Corrientes 2046
Sinopsis:
Verano del ’82, en una playa del sur portugués. Por ahí andan Rui, un adolescente casi autista que escucha Joy Division o dibuja cuando debería estar estudiando y que tiene un ratón blanco como único amigo, y su madre Helena, quien lo reta más por los nervios que le provoca su affaire con un joven que por verdadero enojo. Rui espera al padre sólo para que le traiga una púa de tocadiscos; Helena espera al marido con inquietud por el fin de su aventura. Y también está Joana, una chica de espíritu libre, tal vez demasiado linda, con demasiado carácter y demasiados amigos para el tímido Rui. Contada primero desde el punto de vista del muchacho y luego desde el de su madre, la película de Caldas construye, entre playas y árboles y el sol de Portugal, el retrato luminoso de unos personajes más bien oscuros, que no pueden comunicarse entre sí ni salir de su soledad, que giran en círculos sobre su propia, chirriante soledad; que no quieren o no saben crecer, y que descubren con espanto que el amor, su ausencia o lo que sea que sienten va a terminar por desgarrarlos.
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