Por Teresa Gatto
“Tú cree lo que quieras creer,
Yo creeré lo que sé”
Clint Eatswood – Gran Torino.
La película de Nicolás Zuckerfeld es un oasis en varios sentidos. Dividida en 2 Capítulos y un agregado más breve, recopila escenas de películas de culto del cine de Hollywood, llegando incluso al cine silente.
En el Primer Capítulo seremos espectadores de una única forma de subir a un caballo tanto en westerns como en películas de guerra de la independencia norteamericana o como las que tienen que ver con los “indios”. Hasta aquí observo 3 modos de subir a un caballo: los hombres blancos, los hombres de los pueblos originarios y las mujeres que en su mayoría son sentadas de costado con sus amplios vestidos y enaguas.
Usted se preguntará qué tiene esto de nuevo o qué acontece con las demás escenas que muestran cómo se entra a escena, “cómo se abre una puerta” o cómo se cierra todo cuando arriba una tormenta. Cómo se esconde a un amante o cómo se libera a una dama. Cómo se suceden los encuentros y además como se despierta la gente.
Toda la variopinta mezcla nada caótica de imágenes, recortes, revisiones y demás tiene un solo objetivo: Si Raoul Walsh dijo la frase que da título a la película, dónde la dijo, cuándo y porqué eligió ese número. De modo que el Segundo Capítulo, sumamente interesante con su fundido en negro e imágenes de recortes de revistas especializas en cine, o idas y vueltas de preguntas que a un profesor de Cine se le despiertan en una clase y que azarosamente son una marca al principio y una obsesión después.
¿Cuándo dijo Raoul Walsh esa frase y porqué es imposible encontrar a la primera fuente recordada que es Edgardo Cozarinsky, que además de no responder los mails del Profesor, es casi irrastreaeble en revistas y libros?
Este Segundo Capítulo es una clase de investigación. Con un objeto de estudio acabadamente recortado que dará por resultado muchos significados y tal vez una sola verdad. Pero lo cierto es que sin este film, esta ignota cronista no sabría nada de la existencia de Raoul Walsh y de su extensa carrera cinematográfica.
El ardid esta allí como objeto de Arte y como anzuelo para que el espectador revisite imágenes del pasado y la vida de un artista del cine que se conforma como homenaje.
¿36 maneras? No son ni 21 ni 14, son 36, averigue en la sala Lugones el porqué.
Este estreno se da en el marco del ciclo dedicado a Raoul Walsh llamado "Raoul Walsh, 8 maneras de subirse a un caballo".
SINOPSIS
Alguna vez el director norteamericano Raoul Walsh dijo “No existen treinta y seis maneras de mostrar a un hombre que se sube a un caballo”. Una declaración de principios que establece la forma del lenguaje clásico. Un profesor de cine comienza una investigación en torno al origen de esta frase, sin darse cuenta de que tal vez, él mismo esté haciendo una película.
El filme está dividido en dos grandes partes: en la primera, a través de fragmentos de películas de Walsh en las que alguien se sube a un caballo surge la pregunta ¿Qué es realmente el lenguaje clásico?; en la segunda, se desarrolla un proceso de investigación entre la ficción y el documental donde un personaje (¿tal vez el director de esta película?) se pregunta sobre el origen de la frase de Raoul Walsh. Esto lo lleva a consultar a colegas y cinéfilos hasta incluso poniendo en duda la veracidad de la frase.
Ambas partes darán por resultado una película experimental de aventuras. ¿Cuánto hay de experimentación en el cine clásico y cuánto de clasicismo en el llamado “cine experimental”? Esta película intentará exponer el cortocircuito entre transparencia y opacidad, clasicismo y vanguardia. Una película sobre el cine, pero también sobre sus reglas, sus posibilidades y resistencias.
ICHA TÉCNICA
Dirección: Nicolás Zukerfeld
Guión: Malena Solarz y Nicolás Zukerfeld
Producción: Juan Segundo Alamos
Montaje: Malena Solarz y Nicolás Zukerfeld
Asistencia de montaje: Paula Saidón
Diseño de sonido: Valeria Fernández
Diseño Gráfico: Marcelo Granero
Equipo de investigación: Juan Segundo Álamos, Lautaro García Candela, Lucas Granero, Mariano Morita, Lucía Salas, Malena Solarz
Producida por 36 caballos y Punto y línea.
FESTIVALES Y PREMIOS
57° New York Film Festival - Currents Section 2020
35º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata - Sección Estados alterados 2020
Visions du Réel - Festival du Cinéma de Nyon - Latitudes Section 2021
Jeonju International Film Festival - Expanded Cinema 2021
Rotterdam International Film Festival - Cinema Regained 2021
Indielisboa 2021 - Director’s cut section
Black Canvas - Competencia más allá del canvas 2021 - Mejor película jurado joven
Novos Cinemas Pontevedra - Latexos 2021 - Mención especial jurado de crítica
XII Festival de Cine Al Este Lima- Competencia Itinerante 2021- Mejor película jurado joven
Mostra Internazionale del Nuovo Cinema Pesaro Film Festival - Concorso Pesaro Nuovo Cinema
Open City Documentary Festival London 2021 - Official section
Festival Internacional de Cine Independiente de Villa de Leyva 2021
17° Festifreak- Sección La imagen infinita
PALABRAS DEL DIRECTOR
No existen treinta y seis maneras de mostrar cómo un hombre se sube a un caballo es una película de archivos, documentos y fragmentos encontrados, buscados, inventados. Inventariados, invertidos, vistos, repetidos, rebobinados, acelerados, tergiversados. Montados, solapados, interrumpidos, simplificados, escritos y tachados. Guardados y perdidos en libros, revistas, artículos. Escaneados, googleados, perdidos (de nuevo) y encontrados: en algún papelito o cuaderno.
No existen treinta y seis maneras de mostrar cómo un hombre se sube a un caballo es una película dividida en dos partes y tres capítulos, que narra la historia de un profesor de cine, muy parecido a mí pero que no soy yo, obsesionado con un cineasta norteamericano con un solo ojo, con una frase que alguna vez declaró, con caballos o con el cine. Por eso investiga, duda, recuerda, pregunta y ve películas. Descargadas, distribuidas y contrabandeadas por piratas y cinéfilos, en la búsqueda de un tesoro absurdo, con un mapa inventado.
Pero no estamos solos: nos acompañan también un grupo de obreros, gangsters, esclavos, prostitutas, cowboys y camioneros interpretados por Errol Flynn, James Cagney o Ida Lupino. Todos preparados para la aventura o el combate. Uno de esos combates que uno libera contra el olvido, pero que a fin de cuentas es contra uno mismo. Es ese el juego que jugamos y en el que, finalmente, fracasamos. Un hermoso fracaso cantado por Priscilla Lane en aquellos (y estos) violentos años veinte.
Nicolás Zukerfeld
0 Comentarios