El afecto de una banda y la fuerza de sus canciones. Sobre Hermosos Perdedores Pop de Agustín Arévalo

 

¿Cómo narrar una época si no es a través de sus formas?, pudo haber sido una de las preguntas metodológicas de base. ¿Cómo narrar la historia de una banda espectral, de esas que todo el mundo dice haber escuchado pero pocos conocido en su existencia sobre un escenario?

Por Joaquín Correa

El VHS configuró una visión de mundo y, con ella, un modo de ver, una ética y una praxis vital. Varias generaciones mantienen en la memoria de la retina sus interferencias, sus cortes abruptos, su paleta de colores, sus chirridos, sus tipografías, los gativideos de la sensación. Agustín Arévalo quiso, en Hermosos Perdedores Pop, reconstruir una época y un tiempo de perdedores a través del conjunto de atributos que le fueron dados al VHS en su rescate: “Periodismo – Cassetismo – Cualquerismo – Collage Collage”. Entonces, para seguir los rastros y restos de aquella banda de los noventa, Perdedores Pop, se enfrentó cara a cara con los espectros del VHS para, lúcido, desde allí colocar el punto de partida de su trabajo documental. ¿Cómo narrar una época si no es a través de sus formas?, pudo haber sido una de las preguntas metodológicas de base. ¿Cómo narrar la historia de una banda espectral, de esas que todo el mundo dice haber escuchado pero pocos conocido en su existencia sobre un escenario?, pudo haber sido la otra. “Cuenten algo”, se escucha le dice el padre, detrás de cámara, a los hermanos Santiago y Esteban. Ese algo será la historia siempre futura por casi nunca realizada, entre el low fi y la tragedia imperceptible, de los Perdedores Po

Hermosos Perdedores Pop se presenta como un documental que intenta reconstruir, desde las silenciosas placas distorsionadas del VHS, la historia de una banda que fue proyecto, culto y expectativa. Entre, podemos imaginar, Tarnation y The Devil and Daniel Johnston, Agustín Arévalo eligió su propia senda desde un enorme trabajo de investigación y edición de los materiales y las voces. Hay algo, en la escasa hora y minutos de la película, que parece querer decirse todo el tiempo. Muchos podrán llenar ese vacío a partir de la pregunta sobre el fracaso de la banda. Tengo para mí que gran parte del enigma de Hermosos Perdedores Pop se encuentra en los invisibles lazos que el afecto fue tendiendo a lo largo de la historia de la banda: las voces y gestos recuerdan a los Perdedores y su época, las imágenes muestran peleas pero también sonrisas, los eventos de auto-entierro que se armaron tanto para su separación como para despedir a Charly y su vuelta por el universo estuvieron llenos de amigos, admiradores y hasta detractores. Arévalo documentó eso: el afecto por una banda o, tal vez, cómo una banda puede ser afectada por una época y al mismo tiempo y de un modo misterioso afectarla.


Según escribió recientemente Esteban Rial en “Detonada actualidad perdedora”, “perdedores pop es un principio hermenéutico tan inclusivo como cualquier otro, más que nada a nivel cualquierisimo, la nada misma contraataca, todos somos perdedores pop, etc, etc.”. Esto es: Perdedores es un principio o una serie de parámetros para comprender al mundo o enfrentarse a él. Leo García, sin embargo, dirá: “el pop no puede perder”, estableciendo otra fe en la canción. Aunque a priori lo parezcan, no son posturas antitéticas: ambos creen en el pop como uno de los posibles modos de ser, como una de las posibles formas de vida en el mundo contemporáneo. De allí, también, esa denominación surgida de las páginas de La Libélula y Revolver, el “superpop”, género y religión del sonido de una época que iba directo al “subpop” del grunge, tanto como el logo de los Perdedores se refería al de Nirvana: ese low-fi de los Perdedores Pop así como el sonido de las demás bandas quería crear y creer en otro espacio-tiempo para la música de los corazones simples, como dirá Dreizik.

¿Es la historia de los Perdedores Pop la de un espectro? “Los fracasos siempre son iguales”, se escucha de fondo una canción. Las canciones se erigen como el hilo narrativo del documental porque son precisamente ellas, las canciones, las que han sobrevivido a las varias vidas de los Perdedores. La fuerza de la canción salva vidas y reconstruye historias. Geólogo dadá, Agustín Arévalo se sumergió en la historia de los Perdedores Pop para contar el devenir de una banda, el de una época y el de una vida, la suya. No sólo le debemos un posible rescate emotivo, una añoranza o la posibilidad de entender la palabra “saudade”. Sobre la mesa de montaje, eligió su recorte y su paleta de colores para poder decir, a partir de la puesta en valor del documental joven, al fin, algo: que las canciones, ayer y hoy, en el derroche de sus minutos, han de salvarnos la vida.

 Artístico/Técnica

Otro/s título/s: Beautiful Pop Losers 
Año: 2016 
Formato: DM 
Color: B&N + Color 
Minutos: 60 
País: Argentina

Equipo:

D, G: Agustín Arévalo F: Lucía Kaplun, Agustín Arévalo ?E: Maximiliano Burgos, Agustín Arévalo S: Maximiliano Burgos ?M: Perdedores Pop, Menos que Cero, Morfi y Vinacho, ?Teleunicos, Los Reyes del Falsete P: Agustín Arévalo, ?Lucía Kaplun CP: Anahí Films I: Mariano Manza Esaín, ?Liniers, Leo García, Pablo Dreizik, Marcelo Montolivo

Hermosos Perdedores Pop tendrá tres proyecciones en el BAFICI:

 

- Lunes 18 a las 23:15 h - Village Recoleta Sala:4

- Viernes 22 a las 22:15 h - Village Recoleta Sala:4

- Miércoles 20 a las 14:15 h - El Cultural San Martín Sala:1

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