Por Teresa Gatto
desde Mar del Plata
El sábado a las 19:30 el Teatro Auditorium congregó a una multitud que entusiasta colmó todos los espacios para asistir al lanzamiento de un Festival que se supera año a año no sólo por la cantidad y calidad de sus films, mesas de debate, retrospectivas y reconocimientos a diversas trayectorias, sino que además crece en calidad de materiales y en repercusión de público.
Un catering excelente y bien regado, se sumó a la presentación, emotiva por cierto, en la que Gabriela Radice presentó un video homenaje a Leonardo Favio, recientemente fallecido, el spot del Festival y las palabras de bienvenida de su Presidente por vez número cinco, el docente y director José Martínez Suárez.
Luego de la presentación del director español Javier Rebollo, se pasó con un breve intermedio a la presentación de su película El muerto y ser feliz protagonizada por José “Pepe” Sacristán y Roxana Blanco.
La película
El film de Javier Rebollo tiene algunos hallazgos que hacen de esta road movie una historia interesante con dispositivos de montaje muy variados. De modo que la historia de Santos (Pepe Sacristán) un enfermo terminal de cáncer, se convierte en un viaje hacia la muerte en su caso, y hacia el pasado/futuro en el caso de Erika (Roxana Blanco). Dentro de los dispositivos de narración/representación se encuentra la constante intervención de un narrador en of, que en perfecto castizo habla de los protagonistas y de nuestro país, en una suerte de procedimiento de extrañamiento que glosa lo que veremos o que hace parecer que lo visto es una glosa de lo narrado. Esto que puede ser interesante por diez minutos, se torna engorroso a los 40' de proyección.
Habrá una escapada de Santos del hospital en el que espera la muerte, no sin antes comprar de modo clandestino un stock de morfina a una enfermera de ese mismo nosocomio que trafica la medicación bajo la engañosa forma de la piedad por el dolor, pero cobrando.
Luego de su escape, Santos irá a cobrar un dinero ya que es un asesino a sueldo que no asesina y en el primer apeadero del camino, luego de recuperar su Falcón, se encontrará con Erika con quien continuará hasta casi el final del viaje.
Si bien el procedimiento narrativo de aseverar hechos que las imágenes niegan o afirman, produce una distorsión que desarticula ciertas nociones clásicas de narración, el film cae en algunas incongruencias que no dejan claro qué forma parte de la ensoñación que la morfina depara y qué obedece a fallas de montaje. Con todo, Rebollo intervine demasiado con “su” mirada, impidiendo el lucimiento de Sacristán y Blanco. Un desperdicio fatal.
Pero hay un hecho insoslayable. En la ceremonia de apertura Rebollo exhortó a todos los presentes a mirar su película con la misma ternura con la que él había mirado nuestro país.
He aquí un listado de la tierna mirada de Rebollo:
-En Argentina, las enfermeras no sólo trafican morfina, sino que miran para otro lado cuando un paciente terminal se escapa de un hospital.
-En Argentina, las viejas galerías de estilo francés del centro de Buenos Aires, están repletas de negocios que no son lo que dicen ser y entonces la Sociedad de Caza y Pesca es sólo una fachada para entregar un pago para un asesinato.
-En Argentina, el Paraná majestuoso que remontaron para asesinar a nuestros pueblos originarios allá por la Conquista, tiene color de agua sucia de lavar los pisos.
-En Argentina, todas las estaciones de servicio están repletas de perros, pulguientos, hambrientos y abandonados que nadie ve.
-En Argentina, las turistas extranjeras van a balnearios dinamitados que no son paraísos sino infiernos de destrucción.
-En Argentina, un retrato de Eva Perón coexiste con un animal embalsamado al que le faltan los ojos. Eso sí, el animal está en primer plano, Eva detrás, fuera de foco.
-En Argentina, todos los policías son corruptos, al punto de conformarse con una virgen de yeso y un cassette, si, un casssete de chistes viejos.
-En Argentina, hay una localidad de descanso denominada “La Cumbrecita” que según Rebollo es para la tercera edad y ha sido fundada con “tenazidad” por alemanes inmigrantes.
-En Argentina, las rutas son trampas para perderse porque no están señalizadas o lo están mal ex profeso.
-En Argentina, es donde el padre de Erika, experimenta con razas diversas porque desea encontrar la mejor, la raza superior que supere a todas (le suena?)
-En Argentina, los “villeritos”, chicos de Salta o Santiago del Estero, mencionados así, son los mejores traficantes de drogas.
-En Argentina, los hermanos santiagueños están como catalépticos… de tan tranquilos o vagos o suspendidos en el tiempo que se encuentran.
Y así podría seguir, pero si Rebollo no hubiera exhortado a que observáramos su mirada tierna, tal vez hasta se podría pensar en que todo es parte de una alucinación. Su mirada es la de un espacio destruído. ¿Habrá transpolado el cáncer de su protagonista y nos vio como enfermos terminales? O tal vez, no noté la data que fechaba el film en una época pretérita.
Hubiera sido mejor no pedirnos ver ternura porque él tiene derecho a esa visión parcial y ficcional sobre nuestro país y nosotros ahora que somos mucho más soberanos, podemos no depender de nadie que nos mire con ojos “tiernos” de conquistador y así seguir alimentando nuestras industrias, sobre todo la cinematográfica. Con todo, éste, según el director, es un homenaje a la cinemateca uruguaya. Podría haber hecho un corto. Así de paso me evitaba los ronquidos del caballero que se durmió a mi lado.
Ficha Artística / Técnica:
Título original: El muerto y ser feliz
Año: 2012
Origen: España
Director: Javier Rebollo
Actores: José Sacristán, Roxana Blanco, Vicky Peña, Valeria Alonso, Fermí Reixach, Jorge Jellinek
Guión: Javier Rebollo, Lola Mayo, Salvador Roselli
Productora: Coproducción España-Argentina-Francia; Lolita Films / Televisió de Catalunya (TV3) / Icónica (TV3) / Icónica S.A. / TVE / Eddie Saeta S.A. / Noodles Production / ICO
Género: Road movie
Duración: 94'
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