Por Teresa Gatto
Me conecto con Raúl Perrone, lo conozco desde hace muchos años pero lo seguí desde lejos. Concordamos, fobias de por medio, encontrarnos en una zona vagamente común: el Oeste, Ituzaingó. Nobleza Obliga, el CV del entrevistado amerita que me traslade a “su zona”, a "su bar" pero eso también forma parte de una coincidencia, me gusta volver a ese bar que reconozco de inmediato y me gusta su barrio que conserva sus casas bajas, sus árboles y eso me entrega una certeza más.
Raúl Perrone ha publicado ilustraciones editoriales en varios diarios como El Cronista, Tiempo Argentino y varias revistas. Tiene editados, como dibujante, también varios libros como Mi Buenos Aires Querido, Borges en Aerosol, Discepolín, Los Rollin entre otros. Su filmografía, como pionero del cine independiente en nuestro país, puede rastrearse desde hace más de 20 años y abarca desde Bing Bang, con Piero y música de Fernando Zamalea y el Zorrito Von Quintiero, estrenada en el Instituto Goethe, Buenos Aires, Esquina con Andrés Calamaro, del mismo año, Suave como terciopelo y Nos veremos Mañana (1992), Blus y Chamuyando (1993), Labios de Churrasco (1994), Jimidin (1994), No seas cruel (1995), Graciadió (1997), Cinco pal'peso (1998) y un sinnúmero más que el lector puede apreciar con su ficha técnica y una crónica de rodaje en el propio sitio web de Perrone. En breve accederemos a lo que él denomina tríptico, que contiene, como nos explicará más adelante, los films: Luján (2009), Los actos cotidianos (2010) y Al final la vida sigue, igual (2011).
Su Decálogo “Algunos puntos que tengo en cuenta a la hora de filmar”, es un manifiesto que se verifica a lo largo de su carrera.
En este momento sus películas pueden verse además, los sábados por la noche en INCAA TV y trabaja en varios frentes a la vez, todos vinculados al cine. Ya sea filmar, enseñar o mostrar cómo filmar porque Perrone no dice, Perrone hace. Entonces, esta entrevista está dentro del tiempo en que no está filmando o enseñando y por eso la agradecemos con énfasis.
Puesta en Escena -¿Cómo se hace cine independiente?
Raúl Perrone -La palabra independiente con el tiempo se ha deteriorado y vapuleado, es más lo que se dice que lo que se hace. Tengo hechas 30 películas y siempre me manejé del mismo modo, fuera de lo que llaman el mundo del cine porque ese mundo está pensado para otras cosas, no me interesa, está hecho para el que no lo hace. Yo me mantengo fuera de todos los circuitos. Hace poco me hicieron un homenaje en México y no fui, me comuniqué vía internet, era en la Cinemateca Nacional pero no viajo a festivales, no fui a México, hay gente que no lo puede creer.
No tengo nada que ver con eso que tiene que ver con todos, no me interesan los viajes, las fundaciones, la formas de estrenar, soy un looser, en todo el sentido, me gusta que mis películas se den en museos, creen que soy loco, o cool, prefiero que se den en el Cosmos o el Rojas y casi que el Rojas es mejor en términos de circulación por la calle Corrientes tiene mucho acceso.
Estrenar es una cosa muy animal. Estrenás un jueves y si desde el jueves al domingo no hiciste una suma X de espectadores, la película vuela y termina en el Abasto siendo vista por alguien que no mira y sólo come pochoclo.
P.E. -Las privadas son cosa seria. Uno convive allí con gente que mira, otra que se levanta 22 veces para ir al baño y muchos otros que no paran de enviar mensajes de texto y al día siguiente critican el film y a veces hasta cuentan el final.
R.P. -Eso tiene que ver con los vicios de la gente, los teléfonos deberían dejarlos en una especie de guardarropas para celulares. Yo sólo voy al BAFICI porque me queda cerca, lo siento parte mía. Porque todo el resto tiene que ver con cómo vendes, no con el cine y me provoca un asco muy profundo. Trato de no ver y cuando me preguntan por qué no ves, la respuesta es: trato de hacer. Busco no contaminarme, trato de buscar imágenes puras. ¿Cuál es el principio del cine? el más austero, el más real, todo lo otro es una pajería visual (con perdón). Lo mismo pasa con la crítica. A mí, determinados conceptos no me interesan. Cualquiera tiene el derecho de decir de tu película lo que quiere, siempre dentro de un marco de respeto.
P.E. -Pero hay gente que habla del cineasta y no de le película, sin ningún rigor teórico. Habla del sujeto: si se repite, si es torpe o tonto, eso no sirve. Y está pasando todo el tiempo. Hay como una canchereada, algunos degradan, insultan, etc., en algunos foros parecen sectas fundamentalistas. Sino referencian a otros no pueden hablar, algunos dicen que la película de Ana Katz es parecida a Los Tenenbaum y me pregunto por qué hay que referenciar a otros para hacer crítica, porque no problematizan. Hay algunos sectores que hacen crítica como las vecinas en la vereda, que muchas veces son más rigurosas.
R.P. -La crítica es un tipo que ve una peli y le gusta o no, pero ¿qué lo acredita a hablar de tu película? Yo fantaseaba que los críticos deberían tener una materia que se llame “haga su corto”. Porque como muchas veces no saben, hablan y pifian. Se escuchan cosas terribles, como por ejemplo que Woody Allen se repite y los que lo dicen no se dan cuenta de algo básico, omiten que es el único tipo, o uno de los pocos que hace una película por año. Eso no lo valoran. Valoremos que la hace, quienes somos para decir que deje de filmar... hay como una liviandad al hablar o escribir. Deberían hablar desde otro lugar.
P.E. -Allen además no tiene a la Academia de Hollywood de su parte…
R.P. -Ni le importa. No hay que darles pelota, yo digo siempre que las alegrías me duran cinco minutos y las amarguras también. Si haces una película con 3 millones te importa nada que un bobo le guste o no, en cambio cuando te partiste el lomo es complejo bancarse a esos pavotes.
Yo estoy en una etapa distinta, ahora voy a Cosmos UBA a mostrar un tríptico, ya que es como una mirada total, se exhibe así porque es mirado como una pintura de su época, las tres películas están unidas por la temática y la poética y posiblemente saldrá acompañado de un libro y DVD que está haciendo la Universidad de La Matanza. Pero yo voy a mostrar no a estrenar y eso me esperanza en que tal vez entiendan mejor. Prefiero la palabra mostrar y no estrenar. Sé que no quiero pertenecer a ningún club. Desde que me fui del diario, no dibujo más. Estuve mucho tiempo mudo dibujando, estaba todo el día encerrado en el diario y a los 28 años tenía 5 libros publicados. Pero en mi primer libro que es de Edmundo Rivero, no me conocía nadie cuando lo hice pero como siempre, fui políticamente incorrecto. Iba con la verdad y entraba, se daba. Con el tiempo me di cuenta de que no estaba enganchado en ningún lado. Nunca fui a la sociedad de dibujantes. Y en cine tampoco, pero es una certeza. Nadie me va ayudar a que yo filme, no tengo ganas de pedir o presentar mil trámites, prefiero ser un tipo mejor siendo fiel a mi mismo. Ocupar el tiempo en mi trabajo y en mi mismo. Y que los créditos, las críticas y todo lo demás me sean ajenos.
P.E. -En teatro es bravo también, publican cualquier cosa, glosan las gacetillas, los medios a veces tienen la misión de vender la obra o el film. Hay mucha mezcla. En general no son capaces de hacer un corto ni de filmar a su hijo jugando con su celular. El arte de la polémica se ha degradado mucho y hay gente que en un foro dice que no vio la película, vio el tráiler y no le gustó y así escribió la crítica, uno se queda pasmado. O se ensañan con un director por alguna razón.
R.P. -No hay que dar entidad, si le das entidad a un mediocre le das un lugar que no tiene. Esto aprendí en Facebook, porque los bardeo mal, porque no lo abrí para subir fotos de mis vacaciones, porque no me voy de vacaciones porque como decía Frank Zappa ir de vacaciones es morir de a poco, filmo en verano para no irme, es mi locura. Lo uso como una herramienta de laburo pero no tolero la boludés pero se los digo eh?: sos un boludo. Soy así, si te tengo que mandar a la mierda, te mando y te digo sos un boludo, te lo digo y punto. El otro día puse en Face: de tan rápido que fui llegue tarde, porque yo hacía en los 90 lo que se hace hoy. Entonces se enganchan a hablar de cosas literales... pero en general no hay que dar entidad. A mucha gente la saco cagando en el mejor de los sentidos. Hay gente que me pregunta cómo hago para ir al INCAA y yo nunca pase por el INCAA, después está la cholula, las minitas “Ay ¿sos vos?" Es una buena herramienta para difusión pero hay que decir lo que uno piensa y chau.
P.E. -¿Y la difusión?
R.P. -Tengo pruritos sobre eso, te hacen prensa y ¿qué es hacerte prensa? Alguien se me acercó y me dijo te hago la prensa y le pregunté ¿me asegurás que salgo en tapa de Clarín?, no se lo puedo asegurar me respondió, entonces no. Porque otra difusión ya tengo y además desconfío.
P.E. -No los necesitás. Vos decís con tu CV, con tu carrera que te avala algo altisonante y sos tapa en todos lados...
R.P. -Trato de romper las normas, porque para eso están hechas. Las normas se han hecho para quebrarse. Yo quiero que la gente que cursa no haga teoría, conmigo vienen a aprender a hacer películas. Sin ensayo, sin saber con quién, nadie se vio en la semana y no te podes equivocar y aprenden de modo más difícil, porque de ese modo, mis alumnos después van fuera y no piden luces, si ya Vittorio Storado hacía la iluminación con paneles, cuando laburaba con Buñuel en los 80’. ¿Cómo vas a usar luz? Déjense de joder, cuenten una historia, a veces te dicen tengo esta guita y pregunto y qué vas a filmar y no sé, bueno, entonces volvé cuando tengas una idea...
P.E. -Al fin y al cabo uno busca una historia, bueno al menos yo quiero una historia, tanto en cine como en teatro.
R.P. -Tengo una mirada y una deformación del oficio, tiene que ver con ver y mirar, yo miraba en el tren cosas que otros no veían, tengo un poder de observación grande, yo no veo, miro, vengo acá veo esa gente (señala una mesa cualquiera) e invento un dialogo, me voy de acá con una historia, pero no puedo escribir guiones, necesito la idea. Si yo supiera cómo mis películas empiezan se desarrollan y terminan me aburriría horrores. Seré raro, yo soy mis películas, soy así en todos lados, yo doy talleres gratis que me paga la Municipalidad, afuera ganaría fortunas. Tengo, hoy, 140 alumnos y una lista de espera de 200. Tengo gente de afuera... de acá de Ituzaingó tengo el 10% y lo más curioso es que el rango de edad es de 16 a 22 años.
P.E. -Eso es muy auspicioso…
R.P. -Tal vez porque me siento de otra época, los pibes hablan conmigo de intereses o dudas que no hablan en sus casas, como si los padres fueran unos tangueros. Los pibes me siguen y hoy después de mucho tiempo me vienen a ver los hijos de esos pibes, pasa por cómo expresar. La gente se da cuenta, en las trasnoches del Lorca del 98 venían 500 pibes a ver las películas, había capacidad para 250 y querían entrar con las monedas que habían juntado para ver la película, esos films ahora están en todo lados...
P.E. -¿Existe una industria cinematográfica Argentina?
R.P. -Si existe no la conozco.
P.E. -¿La música es una manipulación?
R.P. -Sí, definitivamente para mí lo es. Y es canallesco, manipular las imágenes con la música para emocionar a la gente. Un cuadro no usa música para emocionar a la gente. Estoy en esa etapa de mi vida de hacer películas cada vez mas austeras, en donde hay un tratamiento que va al fondo... hace poco en el Cosmos le dije a la gente que no se iba a divertir, no hay tiroteos ni historias de amor, sólo la vida pasando frente a ustedes... es una mirada amorosa. La música es la que está en la radio si hay una radio encendida en la filmación. Trato de hacer un cine, aunque parezca pomposa la palabra, muy parecido a la vida.
Me cuentan que en México, Cinemateca Nacional, mi trabajo tuvo gran repercusión y eso es una consecuencia no una búsqueda.
Pronto va haber un circuito paralelo en donde uno vaya a ver una película y te la banquen, como va a hacer ahora el Cosmos, que la banquen durante dos meses, pero que permita que la gente pueda verlas. Además hay mucho dinero en el medio y yo no uso nada y así y todo en el BAFICI mis tres funciones se agotan...
Tengo un público cautivo de 5 o 10 mil personas, el problema va a ser cuando sean 50 mil, eso va a decir que no estoy haciendo las cosas bien...
P.E. ¿Cómo contar historias?
R.P. -En esas películas que te llenan de efectos después que comiste la primera porción de pizza te la olvidaste, en cambio hay otras que se meten en el inconsciente, yo uso el método de hablar con la gente y cuando llego reelaboro y luego de 3 días tengo mi propia versión de esa historia, está en mi cabeza y siempre sé lo que voy a filmar.
P.E. -¿Quién narra?
R.P. -En Luján, se trata de un tipo de 73 años, tuvo una especie de embolia, subsiste haciendo cosas de albañilería porque se aburre. Siempre laburo con gente del barrio. Voy a una casa de la vuelta y veo que estaba haciendo un arreglo en la pared, el punto de partida era Luján pintando la pared en la casa de una señora, mi pregunta es ¿quién me va a dar plata a mí si les voy con eso?. Pero yo estoy contando una historia, la de Luján, la de la dueña de casa que tiene rollo con el esposo porque tiene miedo que el tipo se les muera ahí. No lo escribo, son sólo consignas: “Hoy Luján pintando una pared”, pero es mágico, es algo que se da entre ellos y yo.
P.E.- ¿INCAA TV?
R.P. -No lo he visto pero rescato como copado que hayan tenido interés en mi o Debra, el ciclo son 13 películas. No lo he visto pero me parece que esta bien que yo haya accedido a pesar de no haber pasado nunca por su puerta. El ciclo va los sábados, en buen horario, 23. 45 y se repite varias veces en la semana. Lamento no tener una visión de eso y que me hayan llamado pero no me puedo hacer el idiota: una vez me preguntaron si iría a comer a lo de Mirtha Legrand y dije: Sí y lo bueno sería que no me deje hablar así me voy. Hay gente que va a almorzar y es patética porque no los dejan hablar y toleran porque ya tienen demasiada prensa o porque les conforma estar, yo les diría dejen hablar que ustedes tienen prensa y yo no. Por eso fue muy gracioso ir a lo de Pettinatto, porque me preguntó a qué le tenés fobia, luego de declararme fóbico le dije: a conductores como vos… y eso al tipo le gustó porque le dio margen para el intercambio y el juego…
P.E. -¿Porque Ituzaingó, como región, el barrio, el espacio?
R.P. -Lo mío es vagancia en primer término y después, a pesar de mis fobias que manejo, estaba la otra cuestión ¿por qué uno no puede trabajar en su ciudad? Los de Capital vienen acá y los de acá van a Capital pero después el tiempo me demostró que este es mi lugar y además porque el cine crea otra dimensión de él. Si filmo este bar y se lo muestro al dueño me dice que lindo y le digo es el tuyo boludo. Coloqué a Ituzaingó en el mapa mundial, como Allen a Manhattan pero acá en el gran Buenos Aires, mis películas dicen: oriundo de Ituzaingó, hago política desde mi lugar, está bueno hablar de una iconografía que me pertenece y lo dije también en la TV: me gustaría tapiar 4 cuadras y hacer mi propia Perro Cittá, eso es maravilloso porque tenés como un decorado para vos y también por rebeldía, siempre era San Telmo, porque no barrios de casa bajas... ¿cuándo perdió el cine los barrios de casa bajas?.
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